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No poder tener hijos biológicos es una situación muy dura en la vida, muy frustrante y dolorosa. Es importante que se entienda y acepte que cuando a la pareja le comunican esta situación es traumático, puesto que la procreación es un necesidad natural y generalmente compartida por los adultos.
Hay muchas personas que creen que cuando una mujer no se queda embarazada es porque en el fondo no quiere ser madre. Es posible que haya miedo o rechazo al embarazo o a la maternidad, a veces muy fuertes, pero cuando una mujer pasa por programas duros y doloroso es porque hay un deseo aún mayor que ese rechazo que puede ser además muy inconsciente.
La infertilidad es una pérdida de algo esencial y por ello es necesario ayudar a las parejas a curarse de esa herida.
Hay muchas parejas que, después de un tiempo de intentar tener hijos de modo natural y no conseguirlo, acuden a servicios de fertilización asistida comenzando tratamientos difíciles de sobrellevar física y psíquicamente, y que van a necesitar un apoyo psicológico.
Además en esta situación tampoco se suele tener en cuenta que, en una proporción importante de casos, la infertilidad puede tener que ver con causas psicosomáticas que hay que tener en cuenta, o al menos descartar suficientemente antes de comenzar un tratamiento de fertilización.
El motivo principal es que si la causa es de origen psicosomática, o al menos hay una influencia psíquica muy negativa, ya antes del proceso de fecundación, dichos procesos no van a tener el resultado deseado para las parejas. La fertilización no va a funcionar.
Muchas parejas que acuden a mi consulta relatan que los profesionales encargados de la fertilización les han dicho que no encuentran evidencias de problemas físicos en ellos para que las fecundaciones in vitro lleguen a término, pero estas sin embargo no han tenido resultado.
Está claro que en estas situaciones, hay que tener en cuenta el factor poderosísimo de lo psicosomático. Sim embargo los profesionales aún en estas condiciones no derivan a las parejas a que se les haga un diagnóstico psíquico.
Y en muchos casos esto convence a las parejas de que no hay nada más que hacer.
En los casos en que no hay un diagnóstico claro de infecundidad, ni han habido operaciones de extracción de órganos o partes esenciales del aparato reproductor tanto femenino como masculino, la derivación a psicoterapia es necesaria.
Es importante ayudar a la pareja a explorar cuáles pueden ser los factores psíquicos que entorpecen la fecundidad.
Es más, incluso en los casos en no sea así y no haya posibiidad ninguna de fecundación, considero que no es aceptable dejar a las parejas solas con la herida de la infertilidad, una situación potencialmente muy destructíva para las personas y para la relación de pareja.
La infertilidad en uno de los miembros de la pareja imprime un sentimiento real de desigualdad, que para parejas que creen que la armonia es lo más esencial para la relación, se les hace intolerable.
Porque la infertilidad no es solo una situación vital muy dolorosa, que provoca mucha vergüenza y culpa, sino que también suele convertirse en un tema tabú, sobre todo para la propia pareja.
Las parejas dejan de hablar de este tema, dejan de expresarse y compartir lo que sienten al respecto.
Uno de los sentimientos más destructivos es el de "estamos en esta situación por tu culpa". La persona que se sabe fértil siente que debe renunciar a la reproducción biológica "por culpa del otro u otra", pero no lo dice por que lo considera egoísmo o falta de amor o de compromiso.
Muchas veces quien presenta la infertilidad se siente muy culpable, pero al mismo tiempo se siente víctima de la vida y prefiere callar.
Así, las parejas intentan disculparse mutua y rápidamente por esa situación, pero en el fondo hay amargos reproches y heridas.
A lo largo de 16 años trabajando con familias en procesos de adopción familiar por inferlidad voy asistiendo como psicóloga a que todo esto sentido pero no hablado acaba teniendo consecuencias muy negativas para su relación de pareja.
Y necesitan ayuda para poder hablarse de ello, necesitan que les ayuden a aceptar esos sentimientos dolorosos y humillantes y a poder compartirlo con su pareja.